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Herman Duarte expone sobre la importancia de invertir en educación en la Prensa Gráfica

 

Este 4 de octubre del 2021, el principal periódico de El Salvador, LA Prensa Gráfica publicó una columna de opinión de nuestro director legal denominada “Realidad : Percepciones :: Educación : Desarrollo

Columna escrita por nuestro director legal Herman Duarte - Abogado y escritor

La realidad se percibe a través de los sentidos y lo que percibimos es un filtro con nuestro conocimiento. Cuanto más amplio es nuestro conocimiento, más podemos percibir. Esa acumulación de experiencias se mezclan para formar parte de nuestra identidad, y definir quiénes somos (Taylor, 1994:41; Sunstein, 2016:130). El conocimiento expande nuestra comprensión de la vida, es un boleto para volvernos críticos y un espejo para ver nuestro valor en la sociedad. Es por ello por lo que las deficiencias en el sistema educativo es una violación de los derechos humanos, ya que trunca la creación de una gama de oportunidades que únicamente se crean ante el desarrollo de las capacidades de los individuos. El sistema educativo es el punto de partida ya que la educación proporciona "diferentes habilidades para dar sentido a la realidad" (Nichols, 2017:157), por lo que a sentido contrario, sin esas habilidades, se pierde el sentido crítico para comprender la realidad. Sin educación, se pierda la capacidad para distinguir la verdad de la mentira.

Aunque el Ministerio de Educación MINED, 2019) afirma que el 89.5 % de la población está alfabetizado, esa cifra es engañosa, una vez que se contrasta con la definición de alfabetización de la UNESCO (2019:6). Para el MINED "leer y escribir" son las únicas habilidades relevantes para considerar a alguien como alfabetizado; pero para la UNESCO, la lectura y la escritura son solo los elementos básicos que considerar como punto de partida. La definición de la UNESCO aspira a formar individuos con aptitudes analíticas comunicativas e informáticas en entornos en línea/fuera de línea, en el contexto de sociedades donde reina una sobreabundancia de información. La disparidad de las cifras del MINED y los lineamientos aspiracionales que traza la UNESCO se reflejan en los resultados de las medidas cualitativas sobre la Fuerza de Trabajo Actual, presentadas por el Foro Económico Mundial: El Salvador recibió el lugar 131 de 141 disponibles en Habilidades Digitales de su población; y obtuvo la casilla número 129 en habilidades de Pensamiento Crítico Schwab, 2019:202).

Ese número es alarmante e ilustra las deficiencias de los programas educativos, exigiendo una actualización de la comprensión de quién es una persona alfabetizada; y una revisión sobre en qué tipo de programas están participando las personas salvadoreñas. Expertos en la materia, como la doctora Carolina Rovira (2019), explicaron que en materia de infraestructura, de las 5,141 escuelas públicas en las que están matriculados 1.5 millones de estudiantes (MINED, 2018), requieren una inversión de entre 50 y 100 millones de dólares para impedir su colapso. Pero lejos de esto, en 2020, de los 28 millones de dólares asignados para solucionar los problemas estructurales de las diferentes escuelas, se reasignó un número de entre 8 y 9.1 millones de dólares a diferentes entidades (Joma, 2020; Velásquez, 2020).

Según el MINED, para 2018, al menos 3,714 escuelas o el 72 % del sistema escolar público no tienen conexión a Internet. El 28 % que sí tiene conexión se conecta al mundo con una velocidad entre 512 kbs y 8 megabytes, con la mayoría de las escuelas navegando en los rangos inferiores, lo cual deja la interrogante: ¿Cómo estamos preparando a nuestro activo más importante –la población– para enfrentar a un mundo totalmente digital? La agravante a esos datos es que no consideran la crisis que generó el covid-19 y el traslado a clases virtuales en un país donde la penetración de Internet oscila tan solo entre el 33.8 % y el 59 % (Schwab, 2019:202; Kemp, 2020), lo cual lleva a preguntarse: ¿Cuántos estudiantes tienen computadoras en sus casas? (¿Tienen una casa?) ¿Cuáles son sus condiciones de vida? ¿Viven en un ambiente libre de violencia? ¿Pueden tomarse de una a tres horas de su día para dedicarse de forma exclusiva a estudiar sin interrupciones? Y la lista de preguntas continúa.

Por lo que una gran pregunta al MINED de 2022 es: ¿Qué tanto han reducido esa brecha de interconectividad? ¿En qué estado se encuentran las escuelas que estaban por colapsar? ¿Cómo se aseguran que la educación sea de calidad? ¿Cómo recuperan a los estudiantes que han desertado? Sin dejar a un lado temas importantes como la actualización del programa de estudios, implementación de metodologías de aprendizaje analítico y crítico, formación en programación/coding, inglés y otras herramientas, ahora básicas para generar ciudadanos productivos para el futuro.

Si El Salvador quiere ser Singapur, tiene que invertir en la educación de forma cualitativa: asignando los montos adecuados en actualización de profesores, contrataciones nuevas, infraestructura física y digital. Finalmente conviene cerrar que los altos niveles de violencia se correlacionan con las deficiencias de los sistemas educativos, por lo que cuando existe un sistema educativo robusto, la nación se desborda con un impacto positivo.

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